«Pedagogía divina»: con esta expresión se quiere decir que Dios no ha enseñado a los hombres todas las cosas a la vez, sino que lo ha ido haciendo de un modo progresivo. Igual que a un niño no se le enseña primero a dividir sin haberle primero entrenado en sumar, restar y multiplicar; así Dios nos ha ido preparando a través del Antiguo Testamento para que pudiéramos acoger y comprender el mensaje de Jesús.
B. Estudio personal o comunitario
1. Explica con tus propias palabras qué enseña este número del Compendio del Catecismo de la Iglesia católica.
2. Principales ideas:
El Antiguo Testamento, aunque contenga expresiones y relatos que nos resulten difíciles de amonizar con la sensibilidad del hombre de hoy, es también Palabra de Dios.
Como tal Palabra contiene un valor permanente, que no se pasa, en cuanto nos manifiesta cómo se ha ido mostrando a los hombres el amor de Dios.
Leyendo el Antiguo Testamento se acrecienta nuestro deseo en la venida de Cristo. Aumentando el deseo nos disponemos así a recibir el «don» con mayor capacidad y alegría.
C. Dudas o errores frecuentes:
1. El Antiguo Testamento dice cosas que no me gustan y, por eso, creo que puedo prescindir de él.
Respuesta: El Antiguo Testamento contiene libros que son difíciles de entender y que, muchas veces, expresan ideas no acordes con el Evangelio o con los tópicos de nuestra actual cultura. El valor hondo del Antiguo Testamento está en el testimonio inspirado que ofrece de cómo Dios va orientando la historia de Israel hacia Jesucristo. Esto no siempre es fácil de entender pero, con esfuerzo y ayuda se puede. ¡Comprender la Biblia requiere también un trabajo intelectual! A Dios no le caen mejor los perezosos intelectuales que cualquier otro tipo de perezosos.